La noche en que Klaus Weber creyó regresar a casa para compartir la mayor victoria de su carrera empresarial terminó siendo la más oscura de su vida. El magnate alemán, de 42 años, acababa de cerrar un acuerdo de 200 millones de euros en Dubái y volvió a su villa en Múnich antes de lo previsto, lleno de energía y con la ilusión de sorprender a su esposa Sabine con la noticia. Lo que encontró en su hogar no fue celebración, sino terror, traición y el descubrimiento de que había estado casado con una mujer cuyo verdadero nombre era sinónimo de muerte: Sabine Popov, la “Viuda Negra del Balkan”.

Un regreso inesperado y una advertencia escalofriante

Cuando Klaus cruzó la puerta de su casa aquella madrugada, se topó con Petra, la empleada doméstica, temblando y con lágrimas en los ojos. Ella lo frenó desesperada, pidiéndole que no subiera al dormitorio ni hiciera ruido. Según relató, en el piso de arriba estaba Sabine, pero no con un amante, como cualquiera pensaría, sino con un hombre armado. Aquel intruso conocía demasiado bien a Sabine y había llegado a revelar secretos enterrados durante años.

Petra, entre sollozos, confesó algo más perturbador: creía que ese hombre era el verdadero esposo de Sabine, alguien a quien Klaus jamás había oído mencionar.

La doble vida de Sabine

Desde los conductos de ventilación de la casa, Klaus y Petra escucharon durante horas la conversación de Sabine con el hombre misterioso, identificado como Viktor Popov. Para Klaus fue un golpe devastador descubrir que su esposa no solo había estado casada antes, sino que él era el tercer marido en una serie de matrimonios que terminaban trágicamente.

El primero, Viktor, había sido dado por muerto en una explosión que, según reveló esa noche, había sido provocada por la propia Sabine. El segundo, Andreas Möller en Austria, murió en un accidente de coche sospechoso tras descubrir su bigamia. Y Klaus… estaba marcado para ser el tercero.

Sabine no era la mujer alemana que él había conocido, sino una rumana que había huido de su pasado criminal con identidades falsas y documentos manipulados. Su nombre real era Sabine Popov, y era buscada en varios países europeos por estafas, fraude y asesinatos.

Una red de corrupción y sangre

La revelación fue aún más escalofriante cuando Viktor acusó a Sabine de tener un cómplice dentro de la policía: el comisario Müller, casado con su propia hermana. Él le garantizaba protección a cambio de dinero, encubriendo los crímenes y falsificando documentos.

Klaus se enteró horrorizado de que su “esposa perfecta” no solo planeaba su muerte manipulando los frenos de su Ferrari, sino que ya había heredado fortunas tras la muerte de sus anteriores maridos.

La caída de la “Viuda Negra”

La confrontación en la villa terminó con la llegada de hombres cercanos a Viktor, quienes habían rodeado la mansión para evitar la fuga de Sabine. Tras horas de tensión, amenazas y confesiones, la verdad salió a la luz: Sabine había acumulado al menos siete asesinatos en 15 años.

Cuando las sirenas de Interpol resonaron en la madrugada, Klaus vio derrumbarse no solo su matrimonio, sino también su reputación y su imperio empresarial. La prensa internacional se abalanzó sobre la historia, y el nombre de Sabine Popov —“la Viuda Negra del Balkan”— ocupó las portadas de Europa.

Las consecuencias para Klaus Weber

Aunque la justicia cayó sobre Sabine, Klaus no salió indemne. Sus socios internacionales reconsideraron negocios con él, temerosos de verse ligados al escándalo. La fortuna que había construido tambaleó, y su apellido quedó marcado por la tragedia.

Con el corazón destrozado y el peso de haber compartido ocho años con una mujer que había engañado, manipulado y asesinado, Klaus decidió abandonar Alemania temporalmente. A pesar de todo, lo que más lo atormentaba era una confesión íntima: una parte de él aún sentía algo por Sabine, el rostro de la mujer que había amado, aunque esa mujer nunca existió.

La historia de Sabine Popov es la de una víctima convertida en verdugo, una joven vendida en su adolescencia que transformó su dolor en una cadena de crímenes. Pero también es la historia de Klaus Weber, un hombre que descubrió demasiado tarde que el amor de su vida era en realidad una asesina en serie.

Lo que comenzó como una noche de celebración terminó convertido en un caso policial que quedará grabado en la memoria de Europa: la caída de la Viuda Negra del Balkan.